En respuesta a las nuevas necesidades del mundo y desde una nueva comprensión de la vida apostólica, nuestro servicio de educación se amplió
a diversos campos y a todas las edades, en contrastantes situaciones sociales. Nos sentimos especialmente interpeladas por los rostros de los niños/as,
jóvenes y mujeres, sobre todo aquellos que están excluidos. Estamos convencidas de que la educación es un proceso que abarca toda la vida.
Capítulo General 2000